sábado, 18 de septiembre de 2010

Desexilio III


LA SODERÍA

Cuando me dí cuenta que ya no era un nene,lo primero que quise hacer,al igual que el resto de mis amigos mayores, era entrar a “La sodería”, el cabarute de Patagones.
Y así fue, llegué perfumado, bien peinado pa atrás(me afeitaba los pelos que no tenía)
Las monedas que había juntado durante todo el mes sólo me alcanzaban para una birra, todas las diosas se reían de mí, incluida la Madama, que llevaba algo parecido a un florero en la cabeza,y tenía un culo muy muy grande,"como dos sandías en una bolsa" diría mi abuelo.
Había un tipo que tocaba el bongó, ese no se reía.No le daba ninguna gracia el asunto.
Una de ellas, muy cerquita mío, me susurra:
Qué hacés por acá bebe?
Me apretó fuerte una mejilla(sacudiéndome con el pulgar y el índice)me estrujó la cara en el escote, como cuando mi vieja sacude la alfombra.
Igual no estaba nada mal, pero cayó mi viejo,
me venía siguiendo. me dio una palmada en la espalda, y me pidió que regresemos a
casa.

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